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Si
perdemos las semillas de maíz criollo, también perdemos ese sistema
asociado que garantiza nuestra alimentación y también el suministro a
las zonas urbanas. Escribió la Agencia de Prensa Rural, este mes de
diciembre en su columna de soberanía alimentaria.
Por
esta época se mueven las fiestas y las novenas de navidad, donde los
niños, jóvenes y adultos se reúnen en familia para degustar la famosa
Natilla Navideña, hecha con esencia de coco y a veces de arequipe o
vainilla, la harina procesada de la tan afamada porción dulce en navidad
“Natilla”, se hace a partir de la harina de maíz. Pero según la
agencia, ya no es tan tradicional la preparación de tal manjar o
producto del maíz, netamente criollo, las semillas se están perdiendo,
es decir, la conservación de algunas especies están en vía de
extinción.
La
pérdida de muchas variedades de maíces criollos se debe en gran parte a
que el agricultor ya no produce para su propia seguridad alimentaria.
Ahora se produce para el mercado, lo cual obliga a los agricultores a
producir lo que el mercado pide y no lo que necesitamos y sabemos
producir. Además, la tierra está concentrada en terratenientes que
dedican extensas zonas a ganadería. Ellos y el Estado introdujeron
monocultivos industriales de algodón, banano, arroz, sorgo e incluso
maíz. Todo esto transformó la economía local de autosuficiente a
predominantemente comercial, informó la agencia.
Alimentos
tradicionales del maíz En nuestra región existe gran diversidad de
platos, bebidas y golosinas que se elaboran a partir de las variedades
de maíces criollos. En algunos festivales, talleres y encuentros de
semillas y de alimentos, hemos recuperado muchas recetas que pueden
tener diferentes ingredientes y formas de preparación. Entre estos
platos tenemos: pasteles, tortas dulces y de sal, almojábanas, bollos,
mazorcas, chichas, arepas, arroz de maíz, natillas, dulce de maíz
blandito, sopas, mazamorras dulces y de sal, buñuelos, chocolate de maíz
cariaco, cuchú, joga viejo, cascarrón, oca (Embera Chamí), monía
(Embera Chamí), empanadas con carne, peto, crispetas de sal y de dulce,
deditos, claro y guiso de maíz. Esta diversidad de platos es una prueba
de la importancia que tiene el maíz en la cultura y la seguridad
alimentaria de las familias campesinas e indígenas de la región Caribe.
La
manera más adecuada de compartir este legado ancestral, es realizar
intercambios a través de encuentros, ferias, visitas a las fincas de los
agricultores, y en este mes no debe ser la excepción, La semilla que
se obtiene en los bancos debe compartirse con agricultores de otras
zonas o regiones, así lo destacó la prensa agrícola y como dio
“Campeche”, la natilla del 24 debe hacerse con harina de maíz criollo.
Fundación
NBC Estudios invita Asproal, Asproinpal, Asproinsú, Asociación de
Artesanos y Comité de Producción de San Pedro Alcántara, a celebrar con
Natilla de Maíz criollo estas fiestas de fin de año.
Js Suárez.
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